miércoles, octubre 31, 2018

Sí no


¿Las decisiones de uno, marcan el sino que se recorrerá? Puedo decir que sí y así es como empiezo esta historia, tratando de no verme superado por los recuerdos aterradores de una cadena de hechos, de sucesos que me han perseguido sin dejarme descansar. Bueno, permítanme presentarme, mi nombre es Marco y soy productor de cine y usuario asiduo de la tecnología, de lo que ahora llamo la maldita tecnología. Es debido a esto que hace poco cambié de teléfono móvil, compré el modelo más reciente de una marca reconocida, pero ese no fue el problema, el problema es mi obsesión por el uso de internet y las aplicaciones que de repente me desconectaban de mi alrededor. Google, un montón de aplicaciones populares y wikipedia, suelo vivir conectado a ellas.

Hace semanas, entre tantas aplicaciones disponibles, bajé una llamada ¿sí no? Una aplicación en la cuál se puede formular una pregunta y en un breve tiempo tener la respuesta, obviamente obtenida de la búsqueda en la base de datos más grande, la internet. No sé si la aplicación me daba las respuestas al buscar en google u otros usuarios tenían la facultad de responder, ya que según la nota de la aplicación, uno podía responder preguntas alcanzando cierto puntaje como usuario de la aplicación. Al final de cuentas, la aplicación me decía, por dónde había menos tráfico, dónde estaba el torito, dónde podía comprar algo más barato o más rico o inclusive si alguna película me gustaría (de seguro basado en los "me gusta" de mis redes sociales). Aunque eso sí, algunas veces las respuestas eran tan ocurrentes y divertidas, de ahí el pensar que otros usuarios de la aplicación me contestaban, al final de cuentas, en internet no hay privacidad.

En la aplicación comúnmente tenía activada la opción "incógnita", la cual no era una simple respuesta a alguna pregunta que pudiera yo formular si no que permitía una interacción más profunda mandando algo así como noticias. Por ejemplo, un día manejando, me llegó el mensaje "Cuidado con el choque". Al leerlo, me distraje pero un golpe fuerte me aturdió sacándome de mi dependencia del celular, casi choco con el auto delante de mí, que frenó bruscamente para evitar la colisión con el auto adelante de él, el cual chocó en el momento que recibía el mensaje; alcancé a reaccionar y pisar el freno. Al ver en el celular a la persona del auto delante de mí, supuse que él también tenía la aplicación y había alertado al azar. Pero el destino no deja nada al azar, deja cabos sueltos para que nosotros los vayamos conectando y en función de nuestras decisiones llegar a un nudo del que no nos podamos zafar, eso es el destino.

El uso de esta aplicación me fue consumiendo, cada vez dependiendo más de ella, por ejemplo, un día en un bar céntrico, sumergido en la aplicación, no me percaté que unos amigos, Luis, Robert y Elena, habían llegado y estaban en la mesa frente a mí, hasta que la aplicación me dijo que levantara la cabeza y ahí fue cuando me percaté de su existencia, ellos también voltearon a verme riendo, asumí que ellos habían mandado el mensaje en la aplicación, ya que Luis la utilizaba.

Ese mismo día, ya de regreso a casa, pasado de copas y a punto de dormir, la aplicación me dijo: "Mira debajo de tu cama". Lo primero que dije fue: Ah cabrón, no mames; pero decidí ya recostado inclinarme para ver debajo de la cama utilizando una mano para apoyarme en el suelo y con la otra levantando lentamente las sábanas que me impedían ver debajo. ¡Oh tremendo susto! Salió de la nada mi gata corriendo endiabladamente. La había asustado al mover las sábanas, ella de seguro estaba durmiendo debajo. Exclame: ¡Ay cabrón, pinche gorgona! (El nombre de mi gata). Me eché a reír repitiendo: ando bien pedo y poco después me quedé dormido.

Al día siguiente, llegando a la oficina, Luis me preguntó si no había visto su mensaje en whatsapp, mi respuesta fue no. Chequé en mi celular y me percaté que no tenía datos y se lo externé a Luis. Él me dijo que ya sabía que no tenía datos desde el día anterior, cuando salimos del bar nos desconectamos del wifi y ya no pude pedir uber así que ellos me llevaron a casa. No recordaba esto, los excesos provocan efectos no deseados, como que olvidara esto último ayer debido a mi estado de ebriedad. Me conecté al wifi de la oficina y el resto del día transcurrió con mensajes irrelevantes de la aplicación excepto uno: "Recuerda la junta en 10 minutos". Rayos, lo había olvidado, la aplicación accedió a mi cuenta de google calendar y me recordó este hecho.

Al llegar a casa, me fijé que no estaba conectado a internet, no tenía datos, me di cuenta que el dispositivo de wifi estaba desconectado. No recuerdo haberlo desconectado en la mañana, es más, no recuerdo haberlo conectado al llegar borracho a la casa. En eso, la aplicación me mandó un mensaje: "Contesta". Cuando lo estaba leyendo, sonó el teléfono fijo de mi casa. Del susto hasta salté. Recuperándome del susto, contesté, era mi hermana. Me dijo que gorgona, la gata que tanta compañía nos hacía, había muerto el día anterior en el consultorio del veterinario, al parecer había sido envenenada. Me comentó que había intentado localizarme ese día para decirme pero no pudo.

Abrumado por la noticia, me despedí de ella y colgué. Me tomó unos minutos darme cuenta que había recibido el mensaje "Contesta" de la aplicación, sin siquiera estar conectado a internet. Hice una mueca con ruido de desconcierto incluido, un ruido de confusión, preguntándome en voz alta ¿gorgona no salió ayer en la noche de debajo de mi cama?

Intenté desinstalar la aplicación pero todo esfuerzo fue en vano. Cuando comenzaba a obscurecer, la aplicación me mandó otro mensaje; primero lo ignoré pero la ansiedad, la inquietud, el miedo, son sensaciones terribles que alimentan una angustia que se torna asfixiante en momentos álgidos. Decidí tomar valor y ver el mensaje. "Mejor no apagues la luz", pude leer mientras un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. "Chingue su madre", dije pensando en huir de mi casa, pero llevando el celular para tratar de localizar a alguien que pudiera menguar esta sensación.

Corrí a casa de mi hermana y le conté, siendo testigo de su mirada incrédula, sobre la aplicación y lo que había estado sucediendo. A los minutos de concluir el relato y mientras ella me preparaba un café, un ente hizo acto de presencia. Me sobresalté tanto, y con un grito casi afónico que la alerté sobre lo que ocurría, era una presencia. Ella corrió hacia mí preguntando:- ¿Pero qué pasa?- una presencia, en el umbral de la puerta- dije.
- Sigues imaginando cosas - me dijo - Marco, relájate. Muchas veces nuestros cerebros juegan con nosotros, nos hacen ver siluetas donde solo hay sombras.
- No es solo la sombra, ¡sino lo que trae en la mano! - grité exaltado.
En eso, se escuchó un estrepitoso quejido proveniente de los recovecos más oscuros cercanos a la puerta.
Ambos volteamos instintivamente sincronizados en máxima alerta.
Ella gritó, frente a nosotros se erigía una presencia negra como la noche. En su mano izquierda llevaba una cadena con la cual apresaba un conjunto de sombras y luces que la jalaban como intentando desprenderse, intentando huir de la agonía, mientras emitían sollozos y gritos ahogados de desesperación. Una de las luces, moribunda, emitió unos sonidos raros, vibraciones que me pareció interpretar como un: corran.
Salimos despavoridos del lugar. Una vez pudimos calmar la respiración, mi hermana me preguntó -¿qué hiciste, cabrón?
- Es la aplicación, la maldita aplicación llamó o despertó a esto... - me percaté que tenía el celular en la mano y cuando se la iba a mostrar llegó una alerta de la aplicación en la que pudimos leer: ¿y a dónde vas a huir

Continuará...

HUIR DEL AMANECER


¿Esperabas que la noche durara más?
¿Que el amanecer no llegara tan impertinente?
Insistiendo y recordándote que se agotaba el tiempo
recordándote que debías huir raudamente
sin mirar atrás, sabiendo que un segundo de distracción
un simple segundo, podría provocar ardor y dolor
calar profundo, con esa luz que desgarra,
huir ocultando tus colmillos.


Maldito tiempo que llega a destiempo.