No, no es solo decirle a la memoria que olvide
es decirle al corazón que no lata al compás
de tu nombre,
es decirle a mi oído que tus susurros no recuerde
y tu risa borre,
es decirle a mis poros que el eco de tu fugaz
tacto no me cimbre,
es arrancar tu voz de golpe, que ya no sea tenaz
y se erosione tu timbre
(dejando en nada las palabras
y mudas las letras que se acalambran).
No, no es solo decirle a la memoria que olvide
es pedirle a mi olfato que no ansíe tu cabello
es pedirle a mis brazos que no abarquen lo bello
es decirle a mis manos que no recuerden tus senos
es decirle a la ausencia que no te busque en mis sueños
es decirle a mis ojos que borren la silueta de tu sonrisa
es exigirle al tiempo que se rompa y me fragmente a prisa
es pedirle al viento que me cubra de polvo y telarañas
es decirle a mi cuerpo que no estarás hoy ni mañana
es arrancarle a mi presencia lo mágico de tu esencia
es rasgar las imágenes, desprenderme de la elocuencia
(dejando en nada la noche, despierta,
sin nosotros bajo el dintel de tu puerta).
No, no es solo decirle a la memoria que olvide
es convencerle que ya no estás.