El horizonte me recuerda la comisura de tus labios
infinita y a la vez inalcanzable.
Me pierdo a lo lejos como en un vórtice entre varios
vértices sin mi voz que hable.
El tiempo me recuerda que se detenía a tu lado
rompiendo la continuidad de pulsos, de las neuronas
como si se fracturaran hasta quedar anonadado
para luego romperse en el horizonte hasta ser no más.