No puedo ser la lluvia en tu piel...
pero sí puedo ser los suspiros que te enchinen la piel,
ser el viento que acaricia tus mejillas,
ser el tiempo que se carcome las uñas contando los dedos
para verte...
Cuidado con exponerte a demasiada luz, pues el hombre se puede espantar con su propia sombra
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