sábado, febrero 01, 2020

ESA MADRUGADA

Esa madrugada
mis brazos evitaron tu caída
y tus brazos se extendieron
evitando la mía.

Esa madrugada
Nuestras miradas se encontraron
y nuestros labios se convirtieron…
en fuego, no nos importó lo efímero.

Las horas de la noche
se desvelaron para encontrarnos
no hubo ningún reproche
solos tú y yo, fusionados…
de nosotros embriagados.

Con mis dedos enmarañados en tu cabello
conté los milímetros entre tus labios y los míos
manteniendo la respiración entrecortada
ahora lo pienso, fueron momentos sin atavíos.

Esa madrugada
nuestros labios se encontraron
y el tiempo se detuvo un instante…
eterno y fugaz,
¿así lo pactamos? ¡Qué más da!

Las horas de la noche
con la lluvia siendo el broche
que atrapa en la memoria
a nuestra personal historia
solos tú, yo y la tormenta
que siempre me hará recordar
a mi garganta de ti sedienta.

Con mis dedos enmarañados en tu alma
conté los suspiros, sentí que me calentaba la llama
que después me habría de quemar con tu ausencia

Esta madrugada
escribo esta letra, no sé si la leerás
ya nuestros labios son prófugos,
¿la tormenta volverá?

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