miércoles, octubre 21, 2020

Cuando llegue la muerte por mí, le pediré una calavera

para endulzarme los dientes y continuar la vida eterna

pues de entre sus huesos su frío aliento apagará mi vela

en el lóbrego valle del tiempo, mi ocaso ya me espera

y todo el tiempo que deambule entre las grutas lóbregas,

sombrías, llevaré su recuerdo y su sonrisa etérea...


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