domingo, abril 22, 2018

PARÁLISIS


¡Maldita sea! No me puedo mover, solo veo oscuridad. ¿Será un estado de catalepsia? ¿Estaré ya enterrado en mi ataúd? Todo comenzó estando a punto de caer en los recovecos del sueño cuando de repente sentí una opresión, mi cuerpo empezó a tensarse, intenté moverme, forcejear contra las fuerzas que me mantenían inmóvil, pero era inútil, la angustia comenzó a crecer en mí. ¿Qué extraña y aciaga suerte me deparaba?, ¿estaría comenzando la etapa REM del sueño?, ¿pero cómo sería posible si apenas iba a cerrar los ojos, en plena etapa de adormecimiento?, ¿sería una forma de alucinación hipnagógica?, ¿o acaso así empezó el sueño que llegó a aterrarme tanto?
A pesar de saber como neurólogo que los síntomas de la parálisis del sueño se deben a que los neurotransmisores glicina y gaba son los encargados de apagar el sistema motor, algo no cuadraba, no sentía que fuera un caso típico de parálisis, ¿acaso estaba alucinando? ¡Pero si casi puedo asegurar que había una presencia! El pánico se apoderó de mí, sabía que debía forzar a mi cerebro a que mandara la señal, el impulso para despertar, para reaccionar, pero nada. Traté primero de relajarme, y al no ver resultado satisfactorio traté de morder mis labios como intento desesperado por conseguir una respuesta positiva de mi organismo, que la respuesta muscular se hiciera presente, pero lo único que se hizo más fuerte fue la presencia que evitaba mis movimientos, ¡esa maldita presencia posándose sobre mi cama se hizo más intensa!
El llegar a sentir cómo mi piel era tocada fue lo que hizo estremecer hasta lo más profundo de mi alma y esa mirada que sentía sobre mí, aunque sabía como neurólogo que era un síntoma común de la parálisis, se sentía tan real que erizó mi piel. Me empecé a repetir a mí mismo, "tranquilízate, tranquilízate, tranquilízate", hasta que escuché un susurro diciendo: "Nooo". Posteriormente, sentí cómo aquella presencia se levantó de la cama y se fue alejando lentamente, pero amenazando con volver.
Hasta la fecha duermo con miedo de que aquella presencia vuelva por mí, hasta la fecha mis colegas neurólogos y psicólogos me insisten que son los típicos síntomas de la parálisis del sueño, mi lado científico lo acepta, lo sabe, pero hay otra parte de mí que no lo puede entender, que sabe que algún día la presencia me estará esperando pacientemente a que me recueste y cierre los ojos.

No hay comentarios.: