¡Maldita sea! No me puedo mover, solo veo oscuridad. ¿Será
un estado de catalepsia? ¿Estaré ya enterrado en mi ataúd? Todo comenzó estando
a punto de caer en los recovecos del sueño cuando de repente sentí una
opresión, mi cuerpo empezó a tensarse, intenté moverme, forcejear contra las
fuerzas que me mantenían inmóvil, pero era inútil, la angustia comenzó a crecer
en mí. ¿Qué extraña y aciaga suerte me deparaba?, ¿estaría comenzando la etapa
REM del sueño?, ¿pero cómo sería posible si apenas iba a cerrar los ojos, en
plena etapa de adormecimiento?, ¿sería una forma de alucinación hipnagógica?,
¿o acaso así empezó el sueño que llegó a aterrarme tanto?
A pesar de saber como neurólogo que los síntomas de la
parálisis del sueño se deben a que los neurotransmisores glicina y gaba son los
encargados de apagar el sistema motor, algo no cuadraba, no sentía que fuera un
caso típico de parálisis, ¿acaso estaba alucinando? ¡Pero si casi puedo
asegurar que había una presencia! El pánico se apoderó de mí, sabía que debía
forzar a mi cerebro a que mandara la señal, el impulso para despertar, para
reaccionar, pero nada. Traté primero de relajarme, y al no ver resultado
satisfactorio traté de morder mis labios como intento desesperado por conseguir
una respuesta positiva de mi organismo, que la respuesta muscular se hiciera
presente, pero lo único que se hizo más fuerte fue la presencia que evitaba mis
movimientos, ¡esa maldita presencia posándose sobre mi cama se hizo más
intensa!
El llegar a sentir cómo mi piel era tocada fue lo que hizo
estremecer hasta lo más profundo de mi alma y esa mirada que sentía sobre mí,
aunque sabía como neurólogo que era un síntoma común de la parálisis, se sentía
tan real que erizó mi piel. Me empecé a repetir a mí mismo,
"tranquilízate, tranquilízate, tranquilízate", hasta que escuché un
susurro diciendo: "Nooo". Posteriormente, sentí cómo aquella
presencia se levantó de la cama y se fue alejando lentamente, pero amenazando
con volver.
Hasta la fecha duermo con miedo de que aquella presencia
vuelva por mí, hasta la fecha mis colegas neurólogos y psicólogos me insisten
que son los típicos síntomas de la parálisis del sueño, mi lado científico lo
acepta, lo sabe, pero hay otra parte de mí que no lo puede entender, que sabe
que algún día la presencia me estará esperando pacientemente a que me recueste
y cierre los ojos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario