Negro es mi color, así como la noche... Así como los recovecos del alma
así como las marcas pálidas de aciagas memorias que te traen una y otra vez

en su obtuso oleaje dejando amorfo el cómo te llamo con mi lenguaje

así como el viento disipa mi aliento cargado con las letras con tu nombre
a sotavento o barlovento, ¿qué importa ya? Cuando tu nombre persiste en mi intento
de suspirar.
Negro como lo profundo de tus pupilas, en las que me sumergía hasta llegar
a lo profundo de tu memoria, hasta ser insomnio, para luego ser nada

que se disloca en segundos eternos que aún me queman como llama

que anda en los desiertos, que se pierde, que te busca en cada bocanada...

Así como la tinta que susurra tu nombre en cada palabra que mantengo en silencio

entre mis labios, mordiéndolos para que no se escape el eco...