Usted me consentía con sus miradas
yo la consentía con mis latidos
ya fuera noche o día la pensaba
hoy guardo su sonrisa en mis suspiros
que el viento dispersa con su nombre
haciendo eco que cimbra mi alma.
Cuidado con exponerte a demasiada luz, pues el hombre se puede espantar con su propia sombra
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